Cumplir con la ley ya no es suficiente, las organizaciones deben demostrar transparencia, prevención y capacidad de respuesta frente a nuevas exigencias regulatorias. ¿Es la IA la clave para ello?
El escenario normativo chileno ha cambiado de manera significativa. La entrada en vigor de la Ley Karin en agosto de 2024 y la publicación de la nueva Ley de Protección de Datos Personales en diciembre del mismo año —que comenzará a regir en 2026— han elevado la presión sobre las áreas legales y de cumplimiento de las empresas. Ambas normativas incluyen mayores sanciones y riesgos reputacionales, lo que obliga a las organizaciones a reforzar sus protocolos internos. ¿Podría la IA ayudarles?
El impacto ya se está viendo. En el primer año de aplicación de la Ley Karin se registraron más de 44 mil denuncias en materia de acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo, según cifras del Ministerio del Trabajo y la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso). Sin embargo, la implementación ha sido desigual: solo un 45% de los trabajadores en microempresas declara contar con protocolos preventivos, frente a más del 90% en grandes compañías, de acuerdo con una encuesta publicada en El País (julio 2025).
IA y datos personales
La futura Ley de Protección de Datos, en tanto, fija sanciones que pueden superar los $1.400 millones de pesos chilenos (cerca de USD 1,5 millones) e incluso contempla la suspensión de operaciones en casos graves. Además, establece la creación de un registro público de infractores, lo que multiplica los riesgos reputacionales para quienes no cuenten con un protocolo sólido de protección de datos.
“Muchas organizaciones aún no están preparadas para este entorno legal más exigente, especialmente las pymes, que carecen de equipos legales extensos. Aquí es donde la inteligencia artificial puede marcar una diferencia”, señala Juan Pablo Granda, director ejecutivo de LemonTech.
La creciente presión regulatoria y la sobrecarga operativa son parte del día a día de las gerencias legales. En ese contexto surge LIA (Lemontech Inteligencia Artificial), una solución creada para transformar esas exigencias en procesos claros, organizados y estratégicos.
A diferencia de las herramientas genéricas, LIA fue desarrollada con base en la realidad de los equipos legales corporativos de Latinoamérica. Su propósito es liberar a los abogados de las tareas repetitivas —como revisión de documentos, elaboración de reportes o trazabilidad de información— y devolverles tiempo para enfocarse en lo que realmente importa: anticipar riesgos, aportar a la estrategia y generar valor para el negocio.
Uno de sus grandes diferenciales es la biblioteca de normativas, que permite convertir normas como la Ley Karin o la nueva Ley de Protección de Datos en planes detallados de cumplimiento. Cada plan incluye pasos concretos, responsables, plazos e indicadores, facilitando no solo la ejecución sino también la preparación para auditorías internas y externas.
Menos carga operativa
Integrada al ecosistema LemonFlow, LIA se adapta al flujo de trabajo legal existente, entregando mayor visibilidad, control y capacidad de respuesta frente a un entorno regulatorio cada vez más complejo.
“LIA no reemplaza al abogado, lo potencia. La inteligencia artificial libera a los equipos legales de la carga operativa para que se concentren en diseñar políticas preventivas, asesorar a la dirección y liderar la cultura organizacional”, enfatiza Juan Pablo Granda.
El desafío regulatorio llegó para quedarse, y el mundo legal se enfrenta a un cambio de paradigma. En Chile, donde la normativa en materia laboral y de datos personales seguirá ampliándose en los próximos años, la incorporación de herramientas de inteligencia artificial será clave para que las empresas no solo cumplan, sino también anticipen riesgos y resguarden su reputación.