Por primera vez, una mujer ganó el “Premio Ingeniero del Año” de la AICE

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Con más de 1 millón de m2 en obras como la Torre Centenario, el Edificio Corporativo Corp Group, el Edificio Territoria 3000, Complejo Costanera Center, el Edificio Beauchef y el Teatro Municipal de Las Condes, Marianne Küpfer fue reconocida por la trascendencia de su trabajo y su liderazgo.

Socia de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE) y la Asociación Chilena de Sismología e Ingeniería Antisísmica (Achisina), Marianne Küpfer, no solo ha destacado por sus impresionantes obras, entre las que destaca el Edificio Beauchef de la Universidad de Chile, sino también por su trabajo en las normas relacionadas con el hormigón y la construcción en madera.

Más de 27 años de trayectoria como ingeniero civil estructural y 15 años como revisora de proyectos estructurales, validan el “Premio Ingeniero del Año”, otorgado por la AICE a esta destacada mujer de la ingeniería que ha desarrollado más de 1 millón de m2 en distintas obras, tales como la Torre Centenario, Edificio Corporativo Corp Group, Edificio Territoria 3000, Complejo Costanera Center, Edificio Beauchef, Centro Cívico y Teatro Municipal de Las Condes, además de otras obras de alta complejidad de diseño.

“Siempre me he dedicado a hacer mi trabajo lo mejor posible, apoyando donde se me necesitara, aprendiendo de los que saben más que yo y enseñando a los que están partiendo en esta profesión”, dice con humildad Marianne Küpfer, quien destaca el profesionalismo de los ingenieros estructurales en Chile, que ponen por delante la calidad del trabajo, por sobre consideraciones económicas o de otra índole.

Según la “Ingeniero del Año” de AICE, la ingeniería avanza de la mano de las necesidades de la sociedad y de los adelantos tecnológicos, por lo que es una disciplina en constante movimiento. En este ámbito, su mirada apunta a mejorar la productividad en el rubro de la construcción, la cual ha estado bajo la media nacional en la última década. “Aportar desde la ingeniería estructural a esta cadena productiva, implica hacer cambios tanto en la gestión de los proyectos como en las soluciones estructurales que se adoptan. Se hace necesaria una gestión que contemple fases preliminares de desarrollo más extensas y colaborativas, en las cuales se puedan evaluar alternativas, procesos constructivos industrializados, estimar costos en etapas tempranas, entre otros”, argumenta.

Eficiencia y sostenibilidad

Además, en un escenario particularmente complejo, debido a las restricciones que nos ha impuesto la pandemia, Marianne Küpfer invita a sus pares a implementar soluciones de diseño que sean compatibles con procesos constructivos más eficientes, que integren el uso de materiales sostenibles y que permitan flexibilidad del producto comercializable, de modo que este se pueda adaptar a distintas necesidades.

Otro de los desafíos para la ingeniería, según la profesional, es avanzar en el control de daños. “Como se ha mencionado mucho tras el terremoto del año 2010, ya no basta que las edificaciones no colapsen frente a un terremoto severo, se requiere que estas no queden inutilizadas. Dependiendo de su uso, se esperarán distintos niveles de comportamiento, los cuales deben enfocarse en el impacto social y económico que puedan conllevar. Ya hay grandes avances en esta línea a nivel mundial y, poco a poco se han ido introduciendo en nuestro país”, señala.

En este sentido, Marianne Küpfer, insiste en la obligatoriedad de incorporar sistemas de aislación sísmica en infraestructura hospitalaria y otros proyectos estratégicos. Además, propone impulsar el diseño por desempeño en la normativa nacional y aprovechar la oportunidad de monitorear las estructuras para conocer su comportamiento en tiempo real. “Vemos la posibilidad de ofrecer nuevos servicios que permitan evaluar vulnerabilidad o estimación de la pérdida máxima probable. Todas estas líneas de acción buscan hacer diseños que permitan predecir con mayor certeza el nivel de daños esperado en una estructura, frente a sismos de diversa intensidad, proteger los contenidos manteniendo la operatividad y estimar los costos de inversión versus costos de reparación”, detalla.

Finalmente, la ingeniera de la Universidad de Chile apuesta por la incorporación de inteligencia artificial. “Ya existen investigadores que están trabajando en minería de datos. La tecnología está permitiendo extraer información de bases de datos de proyectos existentes, buscando patrones que permitan, por ejemplo, proponer soluciones conceptuales eficientes, optimizar el consumo de materiales, clasificar niveles de riesgo y tantos otros usos que pueden darse a estos grandes volúmenes de datos, que se han ido generando a lo largo de los años en las oficinas de cálculo”, concluye.