Escasez hídrica impulsa el desarrollo de plantas desaladoras

MundoIngenieros

La amenaza de la sequía que se cierne sobre el consumo humano, la industria agrícola y otros sectores altamente demandantes de recursos hídricos, abre una oportunidad para los proyectos de desalinización de agua de mar.

Sandro Tavonatti, gerente general de Ingeniería y Construcción Sigdo Koppers ICSK, explica que existen varios proyectos en el área de desalinización, muchos de los cuales en los que la empresa aporta en desarrollo, ingeniería y licitación. «Estas iniciativas a futuro suman una capacidad cercana a los 14 mil l/s. En particular, la industria minera tiene contemplado en sus inversiones varios proyectos para ejecutar en el mediano plazo, que estamos siguiendo con gran atención”, explica.

Aunque Chile tiene pocos proyectos de este tipo en operación, por tratarse de una alternativa sustentable frente al contexto actual de falta de agua, en la industria del cobre el interés por ellos se ha despertado. De hecho, se espera que cinco plantas comiencen a operar entre este año y 2023. “Ya dimos el primer paso con la construcción y puesta en marcha de la desaladora más grande de Latinoamérica, y vemos un incremento en la demanda de este tipo de solución para el déficit de agua de ciertos sectores, por lo tanto, creemos que será una oportunidad de negocio a futuro”, comenta Tavonatti.

Uno de los proyectos más emblemáticos es la planta Escondida Water Supply (EWS) desarrollada en consorcio con Bechtel. Se trata de la desaladora de agua de mar más grande de Latinoamérica, cuyo objetivo es abastecer las operaciones de Minera Escondida. Antes de la construcción de esta planta ya existían tres desalinizadoras que, en conjunto, producían la mitad (1.200 l/s) de lo que genera EWS por sí sola.

Las plantas de desalinización que ICSK está implementando en Chile están basadas en la tecnología de Osmosis Inversa, uno de los procesos de desalinización más usados en el mundo. El agua de mar se filtra y envía con bombas de presión hacia las membranas de osmosis, que sólo dejan pasar las moléculas de agua; dejando atrás las sales y otras impurezas. Finalmente, el agua dulce que se obtiene fluye hacia depósitos, donde se le puede agregar cloro y otros componentes que la vuelven apta para el consumo.