Representantes del mundo sanitario, la ingeniería, el gobierno regional y otros actores se sumaron a la discusión acerca de la disponibilidad hídrica, en un encuentro organizado por ME Ingenieros y el Departamento de Obras Civiles de la Universidad de Santiago de Chile (USACH).
Una charla titulada «Uso y reutilización de aguas servidas» invitó a la reflexión para los jóvenes estudiantes de ingeniería, los funcionarios públicos y los representantes del mundo privado interesados en abordar la dura crisis hídrica que enfrenta Chile.
El encuentro, realizado en la Facultad de Ingeniería de la USACH, propuso volver a usar las aguas residuales para contribuir significativamente a la gestión sostenible del agua. Esto último cobra especial sentido, al considerar el informe del Instituto Mundial de los Recursos, que advierte que la situación no solo es crítica, sino que podría intensificarse hacia el año 2040.
«La reutilización de aguas residuales no solo es una necesidad, sino también una oportunidad para innovar en la conservación del recurso hídrico», afirmó Patricio Flores, gerente de Operaciones de ME Ingenieros. En este sentido, María Inés Díaz, encargada de la Unidad de Gestión del Agua, del Departamento de Medio Ambiente, del Gobierno Regional Metropolitano, destacó las estrategias hídricas locales desarrolladas en 30 comunas de la Región Metropolitana.
Igualmente, la autoridad regional recordó la iniciativa «Maipo Resiliente» que -liderada por el Gobierno de Santiago con asesoría de Escenarios Hídricos 2030- busca contribuir a la seguridad hídrica de la cuenca del río Maipo, fortaleciendo el trabajo colaborativo entre los municipios; y los organismos públicos y privados del territorio.
Calidad del agua
Por su parte, Felipe Meza, gerente general de Aguas Santiago Poniente; y director de la División de Aguas Servidas de AIDIS Chile, explicó el modelo de regulación del sector sanitario y se refirió a los costos asociados a la producción y distribución del agua potable, así como a las inversiones que se necesitan para recolectar y disponer las aguas servidas.
En tanto, Christian Seal, director del Departamento de Obras Civiles de la USACH, se refirió a los desafíos técnicos que implica la reutilización de aguas tratadas, especialmente, ante la presencia de contaminantes como hormonas y medicamentos. «Es fundamental establecer nuevos estándares de calidad para los efluentes y garantizar que su reutilización no comprometa la salud humana ni el medio ambiente», explicó.
El evento también abordó el valor de la colaboración interinstitucional en la gestión circular del agua. «La colaboración entre universidades y la industria permite enfrentar los desafíos reales del sector, preparando mejor a nuestros estudiantes para futuros roles profesionales», agregó Seal.
Economía circular
En tanto, Gerardo Díaz, jefe del proyecto Nuevas Fuentes de Agua de Escenarios Hídricos 2030, resaltó la importancia de crear espacios de diálogo que permitan visibilizar los beneficios económicos, ambientales y sociales de la reutilización de aguas residuales. «Es crucial impulsar la implementación de estas soluciones a gran escala, para hacer los territorios más resilientes ante la sequía», enfatizó.
Actualmente, el 73% de las aguas servidas se descarga en cuerpos de aguas superficial continental cada año; el 21% lo hace en el mar, pero, menos del 6% del recurso hídrico fue reutilizado.
En este ámbito, el gerente general de Aguas Santiago Poniente, Felipe Meza, recordó el Decreto Supremo Nº 90/2000, que regula los contaminantes asociados a las descargas de residuos líquidos hacia el océano y las aguas continentales superficiales. «La normativa en Chile protege los cuerpos de agua superficiales, tal como lo hacen los países desarrollados”, comentó.
En 2024, la empresa sanitaria del sector Enea, en Pudahuel, firmó un contrato con una empresa especializada en digestión anaeróbica, que se encarga del retiro, transporte, valorización, tratamiento y recuperación de los lodos sanitarios generados en su planta de tratamiento de aguas servidas.
Así, aprovechando un proceso natural, donde los microorganismos descomponen la materia orgánica, se generan dos productos que luego podrán ser útiles para otras industrias: biogás y digestato. El primero, que contiene metano y dióxido de carbono, se puede utilizar como fuente de energía renovable; y, el segundo, como fertilizante orgánico en la agricultura.
