Los avances en observación, investigación y práctica a 14 años del 27F

Mundo Ingenieros

Por Felipe Ochoa, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Chile

El terremoto que sacudió a Chile el 27 de febrero de 2010 marcó un antes y un después para la sismología, la ingeniería estructural y la ingeniería geotécnica del país. Su impacto se vio reflejado en actualizaciones de normativas y en la adopción de prácticas más avanzadas del diseño y construcción. Así, estos últimos años se han evidenciado avances sustantivos hacia el desarrollo de una infraestructura más sustentable y resiliente, ante futuros terremotos de gran magnitud.

¿Cómo estamos hoy? En la sismología, Chile intensificó aún más sus investigaciones sismológicas, aumentando las colaboraciones entre la geofísica, la geología y la ingeniería civil, entre otras disciplinas, aprovechando la sustancial mejora de la red de monitoreo sísmico, liderada por el Centro Sismológico Nacional. Esto permitió y sigue permitiendo una mejor comprensión de las amenazas sísmicas y la capacidad de realizar estimaciones más precisas, incluyendo los innovadores avances logrados en el área de tsunamis.

La información recopilada a la fecha ha sido crucial para estudiar y definir mejor las zonas de riesgo y las estimaciones de movimiento fuerte en las normas de construcción. Hoy, existen evaluaciones de riesgo sísmico cada vez más detalladas y específicas para diferentes zonas del país.

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Chile ha estado trabajando intensamente en sus normativas de diseño estructural para edificaciones y en mejorar la respuesta sísmica de la infraestructura. Las actualizaciones se han orientado a definir requisitos aún más estrictos para el análisis sísmico, incorporando conceptos avanzados desarrollados a partir de la investigación, observación y práctica. Asimismo, han aumentado el desarrollo y el uso de tecnologías innovadoras como los sistemas de aislamiento sísmico y los disipadores de energía, que mejoran la respuesta de las edificaciones y la infraestructura crítica, disipando las vibraciones durante eventos sísmicos.

En el ámbito de la ingeniería geotécnica, luego del terremoto de 2010 se reconoció la importancia de entender mejor el rol del suelo y también fenómenos altamente destructivos como la licuefacción. Las investigaciones posteriores al terremoto impulsaron, además, mejores prácticas en la evaluación geotécnica de terreno, integrando perfiles de velocidades de onda de corte más precisos, por ejemplo.

A lo anterior, se suman las actualizaciones de las normas geotécnicas que se están haciendo, incluyendo una normativa para el diseño contra la licuefacción de suelos, única en el mundo.

Todos estos avances, de la mano de las lecciones aprendidas del terremoto de 2010, han puesto a Chile a la vanguardia en términos de normativas y prácticas de diseño sísmico estructural y geotécnico, con un gran desarrollo paralelo de la sismología, la geología, y la geofísica. Sin duda, estos desarrollos han ayudado a mejorar la seguridad de la nueva infraestructura y a establecer marcos de análisis para la evaluación y refuerzo de estructuras existentes, aumentando así la resiliencia nacional ante futuros eventos sísmicos.