Por Marianne Küpfer, directora de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE)
El conocimiento humano, adquirido a lo largo de los siglos y transmitido de generación en generación, es el fruto de la constante observación, la interpretación y la experimentación, a través de lo cual podemos entender un sin número de fenómenos y crear nuevas experiencias que contribuirán a acrecentar este continuo saber. Es a través de la ciencia que todo este conocimiento, tanto del mundo natural, físico o tecnológico, se sistematiza y se pone al servicio de la humanidad.
¿Y qué tan cercanas están las mujeres a la ciencia? Pues creo que las mujeres somos científicas en esencia, muchas veces sin siquiera darnos cuenta de ello. Diestras en químicas desde la infancia, capaces de transformar simples alimentos en comidas de sabores exquisitos, en sustancias nutritivas que se convertirán en la energía que nos permitirá vivir. Diosas de la física cuántica, capaces de producir cambios tangibles en los seres que nos rodean tan solo a través de una sonrisa, de una palabra amable, de un gesto acogedor o de una mirada animosa. Biólogas por naturaleza, capaces de curar las heridas de todo tipo de criaturas. Expertas en ciencias aplicadas, capaces de construir un refugio inexpugnable ante las leyes de la física con el solo objeto de abrigar nuestros tesoros y convertirlo en un hogar para los que amamos, ya sea en un árbol o incluso bajo una mesa.
Entonces, ¿por qué no hacer de las ciencias nuestra profesión? Está ahí, en nuestro interior y al alcance de nuestra mano. Una puerta abierta para aquellos que desean aprender y aportar con su conocimiento, explorar nuevos horizontes y expandir el saber humano.
Mi formación estuvo marcada por la ciencia, desde el colegio, en donde gozaba con las clases de física y química, de biología, y las matemáticas que me acompañaban en todo momento. Y luego en la universidad pude profundizar mi conocimiento en diversas ramas de la ingeniería, desde hidráulica hasta electricidad, para finalmente darme cuenta que era en el área de las estructuras en donde mejor podía aprovechar mis habilidades e intereses. Los ingenieros estructurales nos encargamos de diseñar todo tipo de infraestructura, usualmente tomando como base un proyecto de arquitectura y generando los documentos de construcción con los cuales se podrá materializar una obra. En ese proceso de diseño se realizan análisis complejos, se usan herramientas tecnológicas y se trabaja en equipo con profesionales de diversas áreas.
Así he podido contribuir al desarrollo de proyectos habitacionales, comerciales, hospitalarios, educativos y también algunos proyectos inusuales. Ha estado en mis manos diseñar parte de aquellos lugares en donde las personas habitarán, trabajarán y realizarán múltiples actividades. Y esto es una gran responsabilidad, pero también una gran motivación para hacer bien mi trabajo, mantenerme siempre al día en conocimiento, en tecnología y en transferir a otros mi experiencia.
Si sientes ese gusto por la ciencia, explora el camino con decisión y entusiasmo, hasta que encuentres tu verdadera pasión.
* Marianne Küpfer es ingeniero civil estructural, directora de la AICE y socia de René Lagos Engineers.