Por Guillem Pastor, CEO de Certhia
“Lo que no se mide, no se puede mejorar”. La famosa frase acuñada por Peter Drucker y atribuida al físico británico William Thomson Kelvin cobra total sentido al hablar del quehacer de una empresa, donde es importante una revisión permanente de la gestión para identificar eventuales falencias que entorpecen el desarrollo del negocio.
Pero la información sin acción, no sirve. De ahí que la detección de esos puntos bajos debe traducirse en la implementación de procesos de mejora continua, que optimicen los recursos disponibles y potencien la eficiencia y productividad de la organización.
Y la mejor manera de comprobar los avances y el cumplimiento de ciertos estándares es a través de las certificaciones, proceso en el cual una organización se somete voluntariamente a la revisión de un organismo independiente y debidamente calificado —organismos de certificación— para garantizar que la empresa o servicio cumple con los requisitos necesarios para obtener determinada acreditación.
En la práctica, ser auditado por un externo refleja la decisión de una organización de asegurar la solidez de sus procesos. De ahí que se entienda que las certificaciones de los procesos en determinados ámbitos son una garantía de calidad, un sello que distingue a aquellas organizaciones que han logrado excelencia en los procesos evaluados, lo que es determinado tras la auditoría de sus procesos e instalaciones, entre otros.
Lo anterior, no solo contribuye a fortalecer el funcionamiento de una compañía, sino que también potencia su imagen interna —equipos de trabajo motivados— y externa, lo que se traduce en una mejor valoración en el mercado.
Así, una empresa cuyos procesos han sido validados genera mayor confianza y credibilidad entre sus grupos de interés, lo que sin duda abre una puerta a nuevas posibilidades de negocios.
Es en este contexto que se entiende la existencia, a nivel global, de más de 1.500 certificaciones en ámbitos tan variados como calidad de procesos productivos, uso de la energía, salud, medio ambiente y seguridad; y que más de 800 mil empresas cumplan con el estándar internacional ISO 9001. Aunque las certificaciones son voluntarias, hoy validar los sistemas de gestión es condición sine qua non para una empresa que busca ser competitiva en el mercado. Por eso, auditar es tan importante.