Para el presidente del Instituto de Ingenieros de Chile, la mantención del buen nivel y calidad de la ingeniería nacional es “un requisito para que el país continúe su desarrollo y ello no está garantizado”.
Contribuir con el progreso y la calidad de la ingeniería y de enseñanza en las universidades, así como con el desarrollo de estudios que permitan efectuar propuestas de políticas públicas que impulsen el desarrollo económico y social de Chile es el rol del Instituto de Ingenieros de Chile. Y, precisamente, la calidad de la enseñanza de esta ciencia inquieta al presidente del organismo, Ricardo Nicolau del Roure, quien señala que para mantener el nivel de la ingeniería nacional se requerirá preocupación y planificación por parte de las universidades así como rigurosos procesos de acreditación.
El ingeniero civil estructural de la Universidad de Chile posee gran experiencia en dirección y gerenciamiento de estudios y proyectos interdisciplinarios en el ámbito de obras de infraestructura, industriales y mineras. Además, ha desarrollado investigación y docencia superior tanto en universidades chilenas como en el extranjero. Fue socio y gerente de Ingeniería de Geotécnica Consultores S.A. y gerente general de JRI Ingeniería.
-¿Cuál es su análisis de la ingeniería nacional?
-El país siempre ha tenido buenos ingenieros, formados con planes de estudio bien formulados y exigencias curriculares rigurosas y, como consecuencia de ello, la ingeniería nacional ha sido siempre de un buen nivel.
Ahora bien, la mantención de este buen nivel y calidad de la ingeniería nacional es un requisito para que el país continúe su desarrollo, y ello no está garantizado.
Mantener y eventualmente mejorar el nivel de nuestra ingeniería requerirá una fuerte preocupación, planificación y dedicación de las universidades para actualizar los planes de estudio, adecuar las exigencias curriculares y responder correctamente a los rápidos y cambiantes requerimientos que el entorno está permanentemente imponiendo en la actualidad, y más aún, en el futuro.
Lo anterior, obviamente, exigirá rigurosos procesos de acreditación, tanto de los programas como de las instituciones. En ello existe preocupación, al igual que por las dificultades que se advierten, tanto en la transmisión de la experiencia como en su valoración.
Es preciso entender que la ingeniería es ciencia aplicada y arte a la vez. La ciencia se enseña y aprende en la universidad, pero su faceta de arte se aprende en la práctica profesional, en lo que podríamos ejemplificar como una relación maestro-aprendiz.
Esto no significa que las cosas se tengan que hacer como se han hecho siempre, por supuesto que no. La innovación está presente en todo momento, es la esencia de la ingeniería. Pero será tanto más productiva y a menor costo si la experiencia la acompaña.
-¿Qué rol le cabe a esta disciplina en la recuperación del país, en términos económicos y de desarrollo?
-Claramente un rol muy relevante, ya que es la ingeniería la que permite materializar los proyectos de inversión, los que -una vez construidos- impactan positivamente la economía, al generar desarrollo y bienestar. Sin embargo, también es importante destacar que la ingeniería y la construcción, como actividades económicas, representan alrededor del 10 % del PIB y una cifra similar respecto del empleo en el país. Con lo cual queda en evidencia la importancia de estos sectores en la economía. Y que, por consiguiente, siempre desempeñarán un rol relevante en la marcha económica y social del país.
-¿Qué problemáticas conlleva la creciente integración de las distintas disciplinas de la ingeniería?
-La dificultad siempre ha estado en la efectiva y eficiente coordinación que es necesario alcanzar para que la integración funcione y no se convierta en la trampa que impide alcanzar la perfección mínima necesaria para que los proyectos concluyan exitosamente.
En la actualidad, existen diversas herramientas digitales que hacen esta faceta del desarrollo de proyectos mucho más sencilla. En particular, la aplicación de la tecnología BIM (Building Information Modeling), que permite alcanzar altos niveles de integración interdisciplinaria, de manera sistemática y segura.
-Esta integración también requiere saber trabajar en equipos multidisciplinarios. ¿Cómo se logra?
-Profesionales competentes, educados y formados con una visión integradora y respetuosa de otras disciplinas ajenas y distintas a la ingeniería, pero que son igualmente importantes para el buen resultado de los proyectos, pues en la actualidad las condicionantes sociales, medioambientales y de sostenibilidad, en muchas ocasiones pueden ser determinantes en el éxito o fracaso de un proyecto.
Por esta razón, la enseñanza de las nuevas generaciones de ingenieros debe evolucionar para entregarles competencias suficientes en áreas que hasta ahora resultaban ajenas a una formación esencialmente técnico-científica, para permitirles la interacción con otras disciplinas de diversa índole, a las que se verán enfrentados y con las cuales deberán colaborar en el ejercicio profesional. Esto ya ha sido reconocido en los nuevos programas de formación de ingenieros en las universidades de vanguardia.
-¿Qué rol juega la sostenibilidad en la ingeniería?
-Me atrevo a formular la pregunta a la inversa: ¿Cuál es el rol de la ingeniería en la sostenibilidad? Sin lugar a duda es un rol fundamental. La ciencia y la ingeniería viabilizan la sostenibilidad en el largo plazo y en todos los ámbitos del quehacer humano. Sin ingeniería ni voluntad, no hay sostenibilidad.